domingo, 10 de abril de 2011

vivir

Entró caminando despacio
vestía oscuro en la oscuridad
pidió un trago y quedó cerca de la barra
Esa noche cuatro ojos desde lejos se miraban
El juego sería largo
Ella bailó con ganas de bailar con él

La semana siguiendo se volvieron a encontrar,
sintieron ganas de estar cerca.
Charlaron, dijeron sus nombres,
diferenciaron el viento superficial del ventilador
del de la montaña con existencia propia.
A él le gustaba el viento y sus sonidos,
a ella el viento y los movimientos que provoca.
Hablaron de viajes, de rutinas.
Bailaron, vivieron