martes, 18 de mayo de 2010

Detalles

El sábado tomó un baño caliente, espumoso y con aroma a vainilla. Secó su pelo, lo planchó y colocó en él una ampolla de lino. Pintó las uñas con medialunas blancas en la puntas. Ocultó, con una máscara líquida del color de su piel, ojeras y sutiles imperfecciones del rostro. Las manos, quizá apiadándose de sus nervios, no temblaron. Contorneó, con un delineador negro, el marco de sus ojos; eligió una barra blanca para los párpados; estiró las pestañas; colocó rojo en los labios y espolvoreó rosa en los pómulos. Miró su rostro en el espejo. Había olvidado las perlas en las orejas. Vistió el vestido de raso negro y cerró la última bota, cerró el último cierre. Las casi invisibles gotas del perfume cayeron débiles en el cuello. El aire queriendo entrar por la garganta angosta. Abrió la puerta. Tres veces las botas chocaron en las baldosas. Se acomodó en las sábanas.

2 comentarios:

  1. Lindo, pero el final sale un poquitín entrecortado y en el comienzo bastaba con un "baño caliente". Fuera de esas pavadas, ahí está presente el germen de un lindo cuentito. Salud.

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  2. Como usamso tiempo de nuestra vida en arreglarnos para alguna ocación.Será mal gastado? No lo creo nos hace sentir bellas interiormente tambien.Salimos felices y seguras. Te quiero amiga, una publicación para mujeres

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