jueves, 12 de julio de 2012

Después de un café



.El tiempo como rutina.

El tiempo es cruzarme, en dos atardeceres consecutivos, a la misma señora regordeta en la misma parte de la colectora, volviendo de su trabajo a pie y vestida con el mismo pulóver azul eléctrico tejido a mano


.El tiempo como madurez.

Era una mañana invernal y elegí levantarme temprano, abrí la puerta y vi la vida en un ida y vuelta al tacho de basura. Viví el paso de la juventud a la vejez . Primero, camino a cesto, una pareja de ágiles y pequeños pájaros adolescentes trazando infinitas e irregulares líneas en el cielo; luego, ya de regreso , dos bien alimentadas palomas avanzando lentas y acompañadas rumbo a un destino ya marcado: la cómoda antena

.El tiempo que nunca existió.

¿Dónde están los cuerpos de esa pareja que se sienta en un bar, uno enfrente del otro, y cada uno mirando su propio diario?

.Fuera del tiempo.

Fui a visitar al mago mudo para desaparecer de este mundo por un instante. Fui a su triste show y quiso demostrarme que no estaba tan entristecido: me agarró, sin pedir permiso, de la cintura. Dijo que íbamos a bailar una cancioncita(¡si casi nunca bailamos!). Ese día yo tenía la cara desnuda , le pedí una careta pero no me escuchó y no pude ocultar lo que me provocó. Es experto y naturalmente podría haberme hecho sentir inferior a él. Su abrazo contuvo secretos, trucos que no quise conocer como tampoco a las otras personas a quienes también había generado esa magia

.Juegos.

1. Pinté con una tiza la pequeña nariz de uno de los chicos. El colegio no era usualmente de payasos. Se entusiasmaron tanto que cada uno de ellos se pintó su propia cara con tizas amarillas, verdes, rosas, celestes, marrones y blancas. No querían parar de hacerlo. El más entusiasmado colocó una de sus manos en el sector del pizarrón donde se acumula el polvo que cae de las que escriben el pizarrón. Esa mano fue a parar a su cachete marrón. Ese día deseé tener tizas en vez de dedos

2. Cocinar, es una lástima que no podemos hablar ni de lo más importante: con cuánta acelga rellenar la tarta, cómo cocinar la cebolla

3. Con manteca, harina leudante y agua hice feliz a tantos. Esos cochitos. Y otros a mí con, por ejemplo, una penca con kétchup

4. Pude comprar el casero perfume de cáscaras de mandarinas a los niños; les ofrecí, como forma de pago, un poema de María Elena Walsh y lo aceptaron, eso que estaban jugando con billetes recortados

5. Sólo correría carreras si al final hay un almohadón mullido como premio esperándome, también correría maratones para ganar ese cacho de tela relleno con goma espuma

.El poema.

Qué ganas tengo de hacer una cobra, abrir el pecho hasta ahogarme por no haberlo abierto durante tanto tiempo,

qué ganas tengo de romper de felicidad en ese instante en que mi frio cuerpo choca contra el agua caliente de la ducha,

qué ganas tengo de que se me quiebren los labios, de tan paspados, hasta sangrar por haber sentido el frio y de no poder reír no porque no sienta ganas,

qué ganas tengo de sentarme con una amiga frente al hogar sin tener nada que hablar y escuchar el sonido de sus teclas veloces y el de las mías lentas, y oir que me diga, casi al final del encuentro, que me parezco al principito por poder elogiar el tono de vos de alguien,

qué ganas que tengo de que, quien esté a mi lado, diga cualquier cosa y no se sienta juzgado,

.Chau, me fui.

La siguiente estación del ferrocarril Belgrano norte es, a esta hora del día, el anaranjado sol que, en su camino diario a la muerte, se detuvo al final de las vías.

martes, 3 de abril de 2012

Sólo queda ver el cielo

Con el cielo estrellado sobre mi cabeza,
sintiendo el frescor de la noche vi, desde ese balcón,
a un grupo de parejas bailando con locas ganas
en un caluroso y oscuro salón

Cielito lindo que nadie ahora quiere ver

Ahora la fuerza los hace llegar juntos en cada nota musical
Nota junto a otras notas ya conocidas, ya bailadas

Vi también la atractiva manera que tenían de moverse, como deseando vivir en cada movimiento y luchando contra el paso del tiempo

Va quedando en mi recuerdo recuerdo
Cómo bailabas sin bailar
Cómo al hablar dibujaba tu cuerpo las palabras
Y tu miraba brillosa se perdía en el más allá

Tu abrazo en un lugar donde nadie abraza va siendo reemplazado por abrazos en lugares donde todos abrazamos

Tu miedo o desinterés quedaron lejos y lamento no estar enojada enojada
No puedo enojarme si ya no estás

jueves, 26 de enero de 2012

Nada

Acostumbrada a percibir simulación y mentiras como si no lo fueran, creí haber visto la luna donde no estaba. Me sentí engañada cuando la vi en otro lugar del cielo.

No se quienes me enseñaron a callar. No son pocos los que me dicen que ven mi rostro melancólico, triste, con dejos de cansancio. Ya de chica un compañero me bautizo “cara de nada”. Quizá mi gesto surge de este océano de sentimientos de no tener nada que decir. A veces sedo un poco y perfumo el ambiente con algún desodorante; creo que, en esos momentos, algunos se sienten mas civilizados conmigo. Pero lo anterior no sucede muy seguido, y me la paso sorprendida por las ganas que tienen estos animales de hablar.

Me aburre sentarme a hablar y hacer el stock de nombres de diversos objetos. Y ando con ganas de abrazar.

Mirando por la ventana de un colectivo vi a una mujer, también en silencio, cargando a su hija y caminando paralelo a las vías del tren.

Mirando por la vidriera de un local vi a una mujer con su Caniche, también en silencio, meando en la senda peatonal.

Mirando por la ventana de un piso catorce vi una ruidosa e iluminada ciudad. Sin luna ni estrellas.

viernes, 12 de agosto de 2011

Autoridad



Te sorprendes cuando todos los comunes, la gente de las milongas de barrio, te decimos que bailas bien, te sorprendes y me decís que te inflamos mucho, que no es así, y me preguntas:


“entonces, si soy bueno

¿Por qué no conseguí un buen lugar en el mundial de Tango?

¿Por qué no hago shows y presentaciones?

¿Por qué las chicas que bailan bien no me sacan a bailar?"



¿Necesitas de algún jurado, el del mundial de tango o la opinión de las chicas que bailan “bien”, para que te evalúen y te diga quién sos?

¿Necesitas que alguien, superior a los inferiores, te diga lo que vos mismo no te podes decir “bailo bien”?

¿Pero, qué mierda es bailar bien?

Bailar bien ¿Es ser reconocido? ¿Es competir opacando a los demás?

¿Es necesario espiar al de al lado, cuando estás bailando, para ver si es mejor o peor que vos?

¿Es ser capaz de pegarle una patada a alguien por competir y ambicionar llegar a una supuesta meta que no existe?

¿De qué sirve llegar a la meta sin haber disfrutado del medio?

¿De qué sirve llegar a la cima de la montaña mientras en el camino estabas ciego y desde allá arriba todo se ve tan chiquito que no podes apreciar nada, no podes verme, porque ahora soy un puntito a la distancia, me quedé en el camino viendo cómo una hormiga saltaba en la hoja del aloe vera y no llegué a la cima?

La opinión de un jurado de tango no vale más que la de una persona de milonga de barrio

Quizá vos pienses que la opinión de una chica que baila bien tango vale más que mi opinión,

y por eso no me crees cuando te digo que bailas bien...

sábado, 30 de julio de 2011

Caer

Comenzó la fiesta. Sacó los vasos del mueble y los colocó sobre una mesa; obligando, al vaso de vidrio, a participar de la reunión.

El vaso de vidrio existía. Pero debido a su material; a su forma, tan ausente, de ser; parecía no ocupar lugar en el espacio.

Debería aceptar, una vez más, que el azar le indicara quien sería su dueño durante esa noche. Hacía tiempo que ningún labio se apoyaba sobre sí, que ninguna mano lo tocaba.

Su tristeza se debía a que nunca podía olvidar que todas las fiestas tienen un fin.

Sabía que el tiempo de las fiestas es un tiempo de hechos, el coma alcohólico del tiempo. Pero después ese tiempo loco vuelve a la vida, todo vuelve al orden y el vaso se encuentra, una vez más, dentro del mueble.

Sabía que el disfrute, de tan solo un instante, le haría sufrir luego. Había resuelto, entonces, no encariñarse con nadie ¿Qué sentido tenía encariñarse con alguien que al otro día ya no estaría?

Era más sano ser distante.

Ningunos labios rozándolo
ninguna palmadita cariñosa,
ninguna caricia continua y suave,
ninguna mano aferrándose firmemente a él sin soltarlo,
le harían sentir nada.

Ser vaso era aceptar, de por vida, una naturaleza instrumental. Era sufrir. Era ser llenado y vaciado frenéticamente de distintos líquidos, con o sin burbujas, con o sin alcohol. Con o sin sentido. Quien llena un vaso no necesariamente es consciente de que lo está llenando. En cambio, el vaso, siempre sentía las violentas acciones que se ejercían sobre él, que eran siempre, al fin y al cabo, una sola. El vaso se sentía considerado un mero recipiente, un contenedor de algo más importante que si mismo. Nadie piropeaba nunca al vaso, nadie decía “qué sabroso vaso”.

Sucedió que estaba el vaso, bien firme, sobre la mesa de madera, con la expresión corporal de un “Señor vaso”, de un vaso de vidrio gordo, resistente y frio por la acción de los hielos. Ningún vasito, de esos de plástico de fiestas de quince, le haría nada. Esos vasitos eran aún más descartables que él. El destino de aquellos era la basura; no un mueble que, aunque oscuro, protector. Ninguna mano se atrevería a tocarlo sin respeto (a lo que él llamaba respeto era, en realidad, miedo).

Lo que sucedió fue inesperado: una mano débil, suave, tibia, insegura. Temblequeando lo agarró. Sintió ganas de protegerlo; de tenerlo para si toda la noche, toda la vida. Sintió ganas de ser protegido, de entregarse durante toda una noche, toda la vida.

¿Por qué esa mano tibia quería sentir el frio del vaso, porque esa mano débil quería sentir su dureza?

El vaso volvió a sentir. Sentía impotencia porque no podía tomar una decisión sobre sí mismo, no podía decidir él solo sobre su sentir, sobre su actuar. Un otro lo condicionaba. Decidió resbalarse se esa cálida mano. Calló. Infinitos pedazos de vidrio yacían sobre el suelo. Infinitas piezas de un rompecabezas. Quedó allí como un enigma, como Romeo en el suelo, debajo de un balcón. Quizá la mano arme el rompecabezas, quizá ella sea la culpable de que el vaso dejó ser un único vaso, con su identidad segura para convertirse en mil pedazos, en mil maneras de ser.
En mil aburridas palabras.

martes, 14 de junio de 2011

Análisis


Mi mayor y más sufrido defecto es creer en la ciencia
sin embargo, el prestigio institucional,jamás calmara mi tristeza
que se prolonga en La lectura
en aquella línea negra infinita e ininterrumpida

¿Por qué pensar antes de hacer?
¿Por qué el miedo a sentir?
¿Por qué ese mundo es un pecado y mi mayor disfrute?

Un mundo con apariencias de natural
donde los cuerpos rompen los límites sólo por unos instantes
donde al terminar la música aparece la cultura
y ya no sé qué hacer con mi moral

Quisiera que la música nunca dejara de sonar
que mis oídos nunca dejaran de escucharla
poder aunar en mi todo existencial
lo que se me aparece separado, opuesto

¿Qué pasaría si algún día dejara de leer?
¿Alguien no me querría si no lo hubiese hecho?
¿Alguien me quiere por haberme formado en relación con esa lectura?

domingo, 10 de abril de 2011

vivir

Entró caminando despacio
vestía oscuro en la oscuridad
pidió un trago y quedó cerca de la barra
Esa noche cuatro ojos desde lejos se miraban
El juego sería largo
Ella bailó con ganas de bailar con él

La semana siguiendo se volvieron a encontrar,
sintieron ganas de estar cerca.
Charlaron, dijeron sus nombres,
diferenciaron el viento superficial del ventilador
del de la montaña con existencia propia.
A él le gustaba el viento y sus sonidos,
a ella el viento y los movimientos que provoca.
Hablaron de viajes, de rutinas.
Bailaron, vivieron