sábado, 15 de mayo de 2010

Sentidos

no le importaban las cosas, si las personas, Cada vez que salía de la casa de algún ser querido, ataba, sin que aquel lo notase, la punta de un hilo de lana, un cordón, una cinta, un cable, o una rama blanda de árbol a la pata de uno de sus mueble y la otra punta la llevaba en su mano; Así, todas las puertas quedaban levemente abiertas, Al verlas, los Dueños-de-casa se quejaban Quién dejó la puerta abierta Tienen cola larga Viven en carpa, Nadie había sido, Dueño-de-casa, cerca de la puerta, notaba algo, algo que impedía cerrar la puerta, agachado, en cuatro patas y con la cabeza estiradísima hacia abajo veía el hilo, el cordón, la cinta, el cable, o la rama blanda de árbol, Dueño-de-casa, sorprendido, gateaba, dentro de su casa, siguiendo el hilo hasta toparse con el origen o el fin de aquel delgado elemento, tan firmemente agarrado a su mueble que no podía desatarlo y con la costumbre el enojo pasaba, no así la certidumbre de dónde terminaría aquel hilo, si es que terminaba o dónde comenzaría, si es que comenzaba; El señor llevaba en sus manos tantas puntas como pelos lleva la cabeza, pero tenía la habilidad del pasea-perros, del vendedor de globos, Los hilos se mezclaban, rozaban, chocaban, abrazaban pero nunca se anudaban, La cinta rosa y el cable jugaban, Las ramas de árboles ya no creían artificiales a los demás, Todos miraban las manos, nadie miraba la punta eterna. Un día un Dueño-de-casa miró y descubrió a El señor Qué hace señor Paseo con mis recuerdos Y porqué no los visita

4 comentarios:

  1. Lindo juego, buen ritmo. Tiene un sesgo de corteza artificial, que está bueno. Ah, y están bien seleccionadas las palabras y el orden. Salto de calidad importante. Salud, Diego o CSD.

    ResponderEliminar
  2. Me gustó, aunque el final no lo puedo deducir, a qué te referis?

    ResponderEliminar
  3. Hola Maru! Te cuento: Un Dueño-de-casa y El señor, el maniatico atador, se encontraron. Ante la inquietud de Dueño-de-casa por el significado de aquellos hilos,cables, sogas, ramas de árboles blandas que El señor llevaba con sigo, este último respondió que aquello era lo que tenía de sus recuerdos (bien podría haber sido una foto). Dueño-de-casa dejó atónito al otro con su pregunta: Porqué no visita a sus recuerdos. Podría haberlo dicho de otro modo; los recuerdos mueren y sólo es maleable el presente, deje de imaginar y realice su realidad, o alguna frase insignificante por el estilo.

    Te quiero paganote

    ResponderEliminar
  4. Pasé de visita y al no encontrar algo nuevo me detuve en este otra vez. Probablemente, Euge no pudo deducir el final debido, no al armado de la estructura, sino tal vez a ciertos detalles menores. Las llaves de interpretación no están mal, pero cuidado que ese tipo de detalles (por más que sean menores) hacen perder al lector. Hay que poner más atención en el proceso de corrección. Y por cierto: SIEMPRE se pueden decir las cosas de otro modo cuando se escribe. Los recuerdos mueren (por suerte, sino las fotos y las personas tendrían alguna importancia), pero el mundo de las palabras es algo distinto al sensitivo, al que transitamos todos los días. Digo, en este estado de las cosas, no se puede pedirle a un personaje que deje de imaginar y "realice una realidad". El universo ficcional reclama otra cosa. Escribir significa apelar al desgarramiento metódico y punzante. Insito, la ficción es un estado narcotizante donde el autor debe despojarse, en algún sentido, de sus creencias, normas e historias. Pedirle a un personaje que deje de representar es matar el texto.

    Suelen decir: "La realidad supera la ficción". Esa es la frase más desafortunada de la historia.

    Bue, gracias a Euge, me entusiasmé de nuevo con el mismo texto (que tiene cositas piolas). Me voy a invernar otra temporada.

    Saludos afectuosos a ambas y a los personajes de este bonito texto.

    ResponderEliminar